lunes, 3 de diciembre de 2018

¿Qué haces cuando te das cuenta que ya no le importas?

Cuando ya le pedí volver a hablar y dijo que no.
Cuando le hablaba a costa de cualquier pretexto, y no le interesó.
Cuando le dediqué un texto sincero, y se sintió y se enojó.
...
Cuando no quiere toparse contigo.
...
¿Qué se hace cuando la persona que te importa no quiere saber de ti?, ¿no quiere nada contigo?, ¿no intenta hablarte y sabes que no lo hará? ... ¿cuando sabes que ya te superó?
¿Cuánto tiempo me va a costar recordar sin llorar?
...
¿en cuánto tiempo más dejará de importarme a mi?...
...
Aceptar. Olvidar. Desaparecer...

miércoles, 28 de noviembre de 2018

El último palo.

Tuvimos una relación de 9 años...un poquito más. Larga, con altibajos más que cualquiera otra que yo conozca, con experiencias variadas, si las pienso me río sola. Casi una década compartiendo nuestras vidas.
Y la vida es complicada, la propia vida tiene altibajos y a veces nos tiene en calma, pero otras no. Y ahora que estoy ad-portas de completar uno de los más importantes ciclos de mi vida, ha sido dificil todo. Me tocó bailar con la fea y la vida no es como yo la esperaba.
Mi mamá dice que cuando estás a un metro, quieres tirar la esponja. Mientras pensaba si terminar o no con lo que teníamos, pensaba en lo que mi mamá comentaba siempre que tenía la oportunidad. Eras un buen pololo, mejor que los canallas con los que alguna vez compartí unos cuantos meses, contigo elegí perder mi virginidad en más de algún sentido. Te comparaba en muchos sentidos con otros hombres y salías ganando, por lejos: el más atractivo, detallista, comprensivo, amoroso.
¿Entonces qué me molestaba? tu comodidad, al menos tu aparente comodidad. Piénsalo, hacíamos lo que te gustaba, yo me adecué a ti más de una vez, compartí tus gustos y tú nunca los míos, en el sexo últimamente ¿cuando empezaste suave? ¿dónde quedaron esas caricias que me derretían y me ponían en un punto álgido más allá de lo imaginable? en nueve años nunca fuimos a bailar, creo que una o dos veces salimos de noche a tomarnos algo solos y últimamente ya ni conversabas, me era más familiar ver tu coronilla mientras estabas pegado en el teléfono...¿No? estuve mirando fotos, la más reciente que subí contigo sales mirando para otro lado y con el teléfono... Venías a mi casa en horario de motel, llegué a creer que había alguien más y tenía miedo de preguntar porque tenía miedo de la respuesta.
Me doy cuenta que hay etapas en la vida, y que pasamos por distintas, pero también pienso que no es la primera vez. Nos conocimos cuando yo estaba en el colegio, en la media, tú estabas en el instituto y ahí sí que era difícil, etapas totalmente distintas,y aún así ahí estábamos, felices... ¿por qué nos rendimos ahora?
Nos dijimos que "la rutina" nos mató, pero mientras más pasan los días siento que es la excusa que quisimos creer, y que no es la verdadera razón, y no, no sé cuál será la real, porque cuando hay amor, la vida se comparte, porque cuando hay real interés "la vida es eterna en cinco minutos" y ni la falta de tiempo, ni las cosas que hay que hacer, ni la falta de dinero, ni el cansancio eterno son excusas de peso...entonces, dejo la pregunta abierta: ¿qué pasó realmente?
He pasado por varias etapas estos días, desde la pena profunda al vacío. Me pregunto siempre dónde estarás, camino por la calle atenta a ver si te veo, pensando que tal vez sí quieres hablar, sí me buscas, pero que te arrepentiste en el último minuto y vas de vuelta antes de si quiera saludarme. Quisiera verte, y sé que lo que tu verías de mi al verte sería una estúpida sonrisa enmarcada de lágrimas. "imbécil, no puedes llorar cuando lo veas" me digo, pero si al escribir esto lloro, me imagino si te viera, si sintiera tu olor otra vez.
Me pregunto quién estará ahí para apoyarte, me pregunto si lloras, si alguien te abraza lo suficientemente fuerte como para contenerte como mereces... me pregunto si acaso tu ego herido te empujará a que busques consuelo en otras curvas, en otros cuerpos...No me incumbe, ya sé... ya no somos nada, solamente somos una historia bonita, la más linda que viví y que terminó.
Me quedo tranquila, dí lo mejor de mí. Quise hablar con sinceridad porque era uno de nuestros más grandes pactos, fue difícil ser brutalmente honesta, fue difícil verte no aceptar lo que te decía, verte sentado de brazos cruzados. Fue difícil verte tirar la esponja, no aceptar que la vida es difícil, quizá más ahora que en otras oportunidades, que el camino está cuesta arriba, fue difícil sentir que soltabas mi mano después de tanto tiempo y por una excusa que, hoy me doy cuenta, fue tan barata.
Puede que sí, puede que yo te haya dicho "conversemos" y haya dado los primeros pasos hacia el fin, pero tú aceptaste, te dejaste guiar por la corriente, no luchaste, y cuando volví con el corazón sangrante, en la mano, y lágrimas en los ojos pidiendo conversar otra vez a ver si podíamos darle otra vuelta... fue tu decisión. Tú me alejaste de ti, me has mantenido así estos días y aunque ha sido difícil mantener mi promesa, no te he molestado más, e intento no hacerlo. Ahora soy yo quien acepta los términos y condiciones, ahora soy yo quien sabe que no te la jugarás nunca más, que esto que fue tan bonito, que pudo haber sido eterno, se acabó. No lucharé,no te seguiré, no es mi turno en el tablero... es tu decisión y veo que ya la tomaste.
Y tu pasividad... me da miedo. Estos días que he tenido tiempo de sobra para pensar y re pensar, repasar las palabras que nos dijimos... Me dijiste ese día que habías pensado en terminar conmigo anteriormente, que esta vez no volverías por mi si terminábamos.Cuando volví a pedirte una oportunidad me dijiste que estabas acostumbrándote a estar soltero y que yo debería de hacer lo mismo... no luchaste ese día sábado, y tampoco lo has hecho ahora... Quizá la decisión estaba tomada tiempo atrás, quizá ya lo habías decidido y el peso de la costumbre, de una década no te dejaba hacerla efectiva, quizá esperabas la libertad y así como no haz tenido el valor de jugártela por mi, por nosotros, no tuviste el valor de jugártela por ti y decirme qué era lo que realmente querías, que querías terminar conmigo.
Te deseo lo mejor de la vida, siempre. Fuiste el mejor pololo que he tenido, fuiste mi cómplice y confidente, me apoyaste cuando nadie más lo hizo, me contuviste y me hiciste felíz más que cualquier persona, me amaste más de lo que yo misma me amo y espero haber estado a la altura. No dejo de amarte ("con la intensidad de mil soles"), no dejo de pensarte, pero no quiero molestarte y tampoco quiero estar eternamente esperando una oportunidad que, se nota, no llegará.
El que fueras felíz siempre fue mi objetivo, era feliz viéndote sonreír, y si lo eres sin mi, pues que así sea.