miércoles, 1 de junio de 2011

Retomando.




Mucho tiempo ha pasado desde que no escribo aquí. Las cosas han cambiado y sé que es para mejor. En definitiva, queridos lectores, estoy creciendo, y este lugar ha sido testigo de mi crecimiento. En un año la vida dio un vuelco. Cuando pensé que la vida me tendría siempre de cabeza, dio el tan esperado giro de 180° de repente y ahora escribo feliz y orgullosa de lo que logré, lo que estoy logrando y lo que espero llegar a lograr algún día.

En un año -año y medio, tal vez dos- conocí a la persona que día a día se va haciendo importante en mi vida, que minuto a minuto se apodera de cada palpitar de mi corazón y que controla mis pulsaciones por minuto. La persona que me ha hecho sentir esas sensaciones que de verdad no se pueden describir con palabras. Esas sensaciones de cosquillitas y mariposas en el estómago y en la mandíbula, la sensación de calor y energía en el cuerpo con un abrazo...sensación de acogimiento. En resumen, sensación de amor.

Descubrí que mi boca era como un barco sin rumbo que encontró su puerto en la suya, que mis manos eran como la brisa de primavera, brisa tibia que encontró los olores y colores que recoger en la región de su cuerpo y que mis ojos, como faroles que se encienden en la noche de invierno cuando le miro, cuando le tengo en frente, y cuando le veo reír.

Encontré mi otra mitad. Muchas veces creí encontrarla pero no supe que eran "falsas alarmas" hasta que te apareció él en mi vida, porque así, sin más ni más, apareció. No busqué, no tenía intención de buscar y como un panfleto huérfano en la ciudad, que corre por el viento de los autos, así llegó él a mi, y ahora lo tengo conmigo y espero tenerlo para toda la vida.

En un año decidí que entraría a estudiar, y estoy contenta descubriendo las cosas que tiene para ofrecerme mi carrera y descubriendo lo que yo tengo que ofrecer como parte de la vocación. El estrés no es más que esfuerzo que cuando se ve concreto en una nota, sinceramente, respiro hondo y me digo "yo pude y valió la pena" y sí que lo vale. La sensación de superación, de respirar con un aire triunfante y satisfactorio y saber que yo me esforcé y que lo logré...simplemente genial.

En un año maduré y mi familia me vio crecer y también ellos crecieron conmigo. Fue como volvernos a conocer. No puedo quejarme del apoyo que me han dado, las manos amigas, amorosas e incondicionales que me han dado cuando me siento caer. Realmente me han apoyado y se los agradezco, quizá no estaría tal como estoy si no fuera por ellos.

Lo que no cambian son los viejos amigos, que aunque no tenga tiempo para verlos como lo hacía antes, siempre están en mi corazón, siempre estaré ahí para ellos y sé que ellos también lo estarán para mi. Mis amigos son como los hermanos que yo decidí tener y los quiero y nunca, nunca los olvido.

En un año, quizá más yo crecí, amé, cambié y pasé de una etapa a otra, y estoy feliz con eso. En un año o quizá más la vida dio su giro y comprendí que ese giro dependía de mi. Mantendré mi frente en alto y caminaré hacia el futuro sin olvidar mi pasado, de donde vengo, quien soy y quienes están conmigo. Me siento con más fuerzas que nunca.


Javiera ha llegado PARA QUEDARSE...